Maestra hispana de la secundaria Juárez afirma que fue despedida sin justificación

La maestra Yolanda Muñoz tenía una relación profesional amistosa con Juan Carlos Ocon, el director de la Academia Comunitaria Juárez, quien de vez en cuando visitaba su salón para sentarse atrás de la clase y trabajaba en su computadora. Él decía que el ambiente ahí le agradaba.
Durante las fiestas de Navidad el director Ocon hasta un abrazo le daba a Muñoz, ya que ella era una maestra calificada que no llegaba tarde y nunca faltaba, a menos que existiera una emergencia.
Pero todo eso a cabo hace tres años cuando fue despedida bajo la dudosa razón de que “no había fondos” para su plaza de trabajo.
Pero Muñoz, cuya evaluación cada año era en la categoría de superior, no se tragó el veinte y vio que al siguiente mes otras dos maestras fueron contratadas en ese plantel de Pilsen.
Muñoz, originaria de Michoacán, pronto cayó en la cuenta de que la única razón por la cual le arrebatan su trabajo, y la única manera de ganarse la vida, era que ella era amiga del maestro Manny Bermúdez, quien alertó a los medios de comunicación sobre las irregularidades que dijo haber visto en esa institución.
Bermúdez señaló a la prensa que en la secundaria Juárez se cambiaban los grados y la asistencia de los estudiantes para hacerlos lucir mejor.
Bermúdez también fue despedido por Ocon en 2014 pero a través del Sindicato de Maestros de Chicago y varias quejas entablas contra la secundaria, este maestro bilingüe pudo recuperar su trabajo con todo su pago atrasado y sus beneficios.
Pero Muñoz quedó sobre el alambre como una ave sin nido y no tuvo más remedio que buscar trabajo en una escuela católica en donde ella ahora gana la mitad del salario del que gozaba en la secundaria Juárez.
Pero aunque está pasando por días amargos, ella no guarda rencor y continúa luchando para recuperar su trabajo, algo que ella dice le fue quitado sin justificación. Una demanda contra la secundaria continúa pendiente.
“Claro que sí, me siento discriminada”, dijo Muñoz a esta columna. “Con mi despido el director de la escuela trató de enviar un mensaje a los demás maestros”.
El mensaje, claro, era que si alguien reta al poder corre el riesgo de perder su trabajo, uno que Muñoz desempeñó ahí por los últimos ocho años.
Muñoz, paciente y pensativa, hace una pausa y reflexiona sobre lo que le han quitado como si ella hubiera sido una delincuente y no como la maestra de literatura en español que ella era ahí.
La docente agregó que es irracional pensar que los maestros no deben expresar sus opiniones en las cuestiones sociales que afectan a los estudiantes y a la comunidad.
“No puedo estar ciega a lo que ocurre en la Juárez, esa gente es mi gente, no tenían por qué despedirme a mí, yo no hice nada,” afirmo Muñoz. “Quiero que me regresen todo lo que me corresponde”.

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Chicago

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